
El 31, Noche Vieja, los “yayos” nos daban la bolsa de cotillón y terminaba el suelo lleno de confetis y los aparatos de luz decorados de serpentinas.
La noche del 5 al 6 de enero era “Reyes”.
Los “yayos” nos escondían en distintas habitaciones cada año los juguetes, y cuando ibamos a la habitación del año anterior encontrábamos carbón. Era de comer, pero no lo sabíamos. Después del susto, los “yayos” nos decían ¡qué estan aquí, que se han equivocado de habitación¡ Y nos encontrábamos el cuarto lleno de juguetes.

O.P.N.P
Mi opinión es que he recordado un recuerdo de mi madre y he descubierto más de mi familia hace muchos años.
Opinión de mi madre es que: “me ha guatado hacer el trabajo de la navidad con mi hijo y me ha hecho recordar uno de mis mejores recuerdos e inolvidables”
Adiós de Adrián y Yolanda
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